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Los pies son una parte importantísima de nuestro cuerpo, pues alberga miles de terminales nerviosas que determinan el bienestar general de todos nuestros órganos. La cultura milenaria china, contempla los pies como un reflejo donde confluyen cada uno de los órganos que forman el cuerpo humano, de ahí que además sea una zona en la cual se aplican tratamientos como la acupuntura y los famosos masajes de pie. Adicionalmente no debemos olvidar que los pies nos sostienen cargando el peso de nuestro cuerpo gran parte del día, por tal razón no debemos dejarlos de lado.

 

Una de las afecciones más frecuentes de nuestros pies son los callos. Por lo general los callos aparecen inicialmente por caminar descalzo o por utilizar calzado inadecuado. El uso de zapatos puntiagudos, muy altos, apretados, etc. provocan que el pie no tenga la libertad necesaria o ejerza demasiada presión en determinadas zonas, provocando mucha fricción o rozamiento dando lugar a la formación de callos, aunque también ciertas enfermedades pueden ocasionarlos. Pero sea cual fuera el motivo, lo cierto es que cuando salen son muy dolorosos y estéticamente muy feos.

 

Desde hace décadas, las abuelas recomendaban retirarlos lijándolos, limándolos, cortándolos o frotándolos con una piedra pómez, lo cual hemos venido haciéndolo en casa o en un sitio donde te ayuden con ello. Lo que no nos dijeron nunca es que al hacerlo EMPEORARÍA CADA VEZ MÁS EL PROBLEMA!. La piel tan delicada de los pies, al recibir tan fuertes agresiones, no hará sino defenderse e intentar protegerse, para lo cual la piel endurecida será cada vez más endurecida: resultado? Cada vez peores y peores callosidades.

 

Los callos son una capa gruesa de piel endurecida que suele aparecer como protección a una parte de nuestros pies sobre la cual se ejerce continua presión y fricción, el lijar esa piel, no es sino una fricción y agresión aún mayor.

Ahora que lo sabes, nunca jamás lo vuelvas a hacer! No maltrates tus pies, cuídalos. No lijes, limes, frotes, ni cortes la piel endurecida de tus pies pues no haces sino perjudicarte a ti mismo.